Discurso de la presidenta Xiomara Castro Sarmiento, con motivo de la izada de la bandera en conmemoración del bicentésimo segundo aniversario de independencia patria

Presidente del Congreso Nacional, Luis Rolando Redondo Guifarro, presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Rebeca Raquel Obando, Secretario Privado de la Presidencia, Héctor Manuel Zelaya Castro, Secretario de Estado en el Despacho de Defensa Nacional, José Manuel Zelaya Rosales, Secretario de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional, Eduardo Enrique Reina, Jefe del Estado Mayor Conjunto Vicealmirante José Jorge Fortín Aguilar, alcalde del  del Municipio del Distrito Central, Jorge Aldana Bardales, señor Designado Presidencial Renato Pineda, miembros del Gabinete de Gobierno, señores de la Junta de Comandantes, Junta Directiva y diputados al Congreso Nacional, integrantes de la Comisión de Defensa y Soberanía, magistrados de la Corte Suprema de Justicia, Corporación Municipal, capellán de las Fuerzas Armadas, padre Javier Martínez, personal de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y Cuerpo de Bomberos de Honduras, junta directiva del Comité Cívico Interinstitucional Permanente, cuerpo diplomático y agregados militares acreditados en nuestro país, representantes del Correo Nacional de Honduras, invitados especiales, prensa hondureña.

Compañeras y compañeros, cumplo con inmensa satisfacción y responsabilidad honrar nuestros símbolos patrios, hoy primero de septiembre nos reunimos alrededor del emblemático monumento a la paz construido en el año de 1948 para conmemorar el triunfo de las naciones aliadas en la segunda guerra mundial contra el fascismo.

Este acto trasciende el tiempo y nos conecta con la heroica historia de lucha y resistencia de nuestros pueblos indígenas, encabezada por el cacique Lempira, Cicumba, ante la cruenta invasión del imperio español.

Fueron trescientos años de uno de los genocidios más grandes conocidos por la humanidad, así como lo relata Fray Bartolomé de las Casas, en su libro, “Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias”.

El 15 de septiembre de 1821patriotas en la provincia de Centroamérica y Chiapas, reunidos en lo que fue la capitanía general de Guatemala, entre ellos, el ilustre hondureño, José Cecilio del Valle, redactor del Acta de Independencia, proclaman la emancipación del imperio español.

El 5 de enero de 1822 la Junta Provisional Consultiva, aprueba la anexión a México, después de la aceptación del Plan de Iguala y del Tratado Córdova, Por Centroamérica y Chiapas.

Iturbide, nombra a José Cecilio del Valle de ministro de Relaciones Exteriores de México, quien trabajó porque no se terminara en una catástrofe, en una revolución sangrienta que malograse la conquista de la independencia.

Dionisio de Herrera, autor de la primera constitución y primer Jefe de Estado de Honduras, es víctima de una invasión por las tropas conservadoras de Manuel José Arce, Jefe de Estado de Guatemala, después de 36 días de asedio a Comayagua, fue hecho prisionero y enviado a Guatemala.

El joven Morazán Secretario Privado del Presidente., organizó un ejército para luchar por la justicia y la libertad de Herrera, librando la batalla de la Trinidad, en la que salió triunfante frente a las tropas agresoras, desde ese momento la figura de Morazán se convierte en un símbolo por la lucha por la emancipación y la unidad Centroamericana.

En Guatemala es electo presidente de la República Federal de Centroamérica, y después de luchar incansablemente por varios años por la unidad de Centroamérica, muere fusilado por las fuerzas conservadoras un 15 de septiembre.

Hoy el espíritu morazanista late en cada rincón de nuestra patria y en cada ciudadano que anhela la unidad de Centroamérica. La unidad que pregonó Oliva en el Cono Sur y Martí en el Caribe, vamos por la construcción de la patria grande.

Los hondureños y las hondureñas, nos sentimos muy honrados que la comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), me hayan nombrado como su Presidenta Pro Tempore, Cargo que asumiré en enero del 2024.

            Pueblo hondureño, hoy que izamos este emblema divino y recuperamos su color cielo la dignidad del pueblo hondureño, flamea reconocida por los pueblos del mundo, juro fidelidad ante la bandera de mi patria, como símbolo de justicia, libertad y paz.

No cesaré en mi permanente lucha por refundar Honduras, ante una decadente clase política que representa los interese bastardos de quienes no quieren pagar impuestos y eluden la discusión y aprobación de la Ley de Justicia Tributaria.

Son los mismos acusados de narcotráfico, implicados en el caso Pandora, en el crimen del desfalco del Seguro Social, en el millonario saqueo a través de las ONGS, en el Fondo Departamental que ahora se asocian en un solo bloque partidario de extrema derecha para defender la corrupción e impedir que se nombre un nuevo fiscal y un fiscal adjunto.

Viene la CICIH, tiene que quedar claro, viene la CICIH. En este acto solemne declaramos que seguiremos adelante con determinación hasta refundar Honduras, estamos construyendo un futuro de esperanza, y agradezco a los más de cien mil mujeres y hombres que me acompañaron para denunciar a las fuerzas conservadoras que amenazan mi gobierno.

Que nuestra bandera ondee con dignidad y orgullo por siempre en nuestra patria, justa, libre e independiente.

¡Prohibido olvidar que somos resistencia!

¡Gracias!

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